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El mundo despertó una brillante ma- ñana para encontrar que el sol se había ido, reemplazado por un corte circular de cartón. El corte estaba crudamente coloreado con lápiz amarillo, con algo del color saliéndose de la circunferencia del disco y manchando el azul del cielo. Cortos rayos de cartón salían del borde y había una carita feliz bocetada dentro del círculo. Se veía justo como un dibujo infantil del Sol. Después de que la raza hu- mana se había recuperado del shock de perder su estrella querida, se hicieron planes para encontrarlo y ubi- carlo de nuevo en su lugar debido. Grandes recom- pensas se ofrecieron a cualquiera que pudiera proveer información de su paradero. Las fuerzas policiales lleva- ron a sus mejores hombres a intentar e identificar quién habría sido capaz de tal acto. Se puso presión en las or- ganizaciones criminales para revelar si esto era tarea suya y, si era el caso, cuánto querían por la lib- eración segura del sol. Fueron llamados clarividentes para usar sus actividades para intuir dónde estaría el sol recluso contra su voluntad. A pesar de estos esfuerzos exhaustivos, el sol seguía sin ser encontrado, aunque las personas aún se aferraban a la espe- ranza de que sería encontrado con vida. Con el pasar del tiempo, el dolor de perder el sol se hizo menos agudo. El mundo lentamente se acostumbró al